viernes, 27 de agosto de 2010

CAPONES GALLEGOS

Ante la inminente aparición en el mercado, o irrupción para ser más justos, de los capones cuyo nombre aún no se ha fijado, pero a los que familiarmente llamamos "Pojohn Wayne", un capón de leyenda, me atrevo a facilitar un texto introductorio para quienes no conozcan las excelencias de este animal comestible.

Estimados y estimada miembros y miembra:

Tras breve siesta de apenas dos horas para mejor concentrarme, hállome ante el teclado qwerty (es sencillo escribirlo, basta ir en orden de izda a dcha y sale el nombre, es genial) para comunicaros los resultados de mis últimos esfuerzos mentales. Aún desconozco su utilidad, pero seguro que algunos de vosotros, mientras no me sea asignada una secretaria Caponesa, sois de esos que guardáis los correos importantes en alguna carpeta del ordenador. Simplemente os suelto el asunto, y allá películas.

1.- No son pocos los hitos históricos debidos a la intervención, ora deliberada, ora casual, de un hijo de puta. Esta especie prolifera desde el nacimiento de Caín, y no ha dejado de desarrollar sus capacidades maléficas. Entre los muchos que en el mundo han sido, y los que nos quedan, a uno que no dejó filiación se atribuye el advenimiento del capón, subespecie que sin la interacción humana se extinguiría por razones obvias tras la primera generación. Dice la tradición y algunos documentos que allá por la noche de los tiempos (aunque otros prefieren ubicarlo en el amanecer, porque al haber más luz sería más factible el hecho que a continuación se relata), tres ermitaños hambrientos encontraron un pequeño pollo. Tras apresarlo vivo, opinaron sobre el fin que habrían de dar al infortunado animal.
-Comámoslo ahora mismo, que me rugen las tripas.
-Por un bocado así, que será poca cosa, no nos vamos a salvar. Quizá podamos alimentarlo una temporada hasta que engorde, tratando de subsistir como hasta ahora, con las hierbas que nos dona el campo.
El tercero, con gesto, torvo, exclamó:
-Antes de comerlo, ya sea ahora o dentro de unos días... divirtámonos: cortémosle los huevos.
Así fue como gracias a la intervención de un hijo de puta, y al consenso del trío de ermitaños al que pertenecía, surgió el capón.

2.- Los capones Farinelli no sufren traumas. Son castrados por sistema y tecnología digital (como en la antigüedad lo eran los castrati): sus testículos son masajeados entre los dedos hasta quedar inútiles. El monaguillo del obispo de Lugo - Mondoñedo supervisa la operación siguiendo los métodos que llevaron a sus precursores en la curia a esterilizar a los más famosos cantantes castrados de la historia. Por tal motivo, nuestros capones son conocidos en la comarca por la belleza de sus cantos y cacareos en octava sobreaguda.



Próximamente... "El hospital de campaña para granjas de capones".

Recibid un cordial saludo y un apretón de huevos del director comercial y de marketing de Capones Farinelli, o Pojohn Wayne, o como se acaben llamando.

PD.- No es broma, en unas semanas presentaremos el producto en sociedad y en la web. Atent@s tod@s.