lunes, 21 de septiembre de 2015

MICRORRELATOS

Hay leyendas, urbanas o universales, como que los grandes premios literarios están dados de antemano, o que existe el punto G, por poner un por de ejemplos bien oídos. 
Del segundo me guardo la opinión, que no me gusta hablar de lo que no conozco en profundidad... 
Sobre el primero, tampoco tengo gran conocimiento, puesto que jamás me han ofrecido escribir una novela a cambio de un premio previamente pactado. Algún escritor lo ha dejado caer, no sé si por despecho o con fundamento. Dicen que Delibes, mi paisano, rechazó "participar" en el Planeta aun sabiendo que lo tenia ganado, pero D. Miguel ya no está para explicarlo.
Hace unos días participé en uno que se ajustaba a mis gustos: breve e inmediato (no hablo del punto G). Sólo cinco días después de cerrarse el plazo de admisión de los textos se fallaba el premio. Aparecía anunciado en facebook, así que antes de apagar el ordenador e irme a dormir, lo envié. 
Casualmente se lo comenté a un sobrino que me confesó con pudor haber ganado uno de poesías de la misma editorial, aunque sospechaba que después del vencedor y los diez finalistas, a quienes se regalaban ejemplares del libro que recogía sus poemas, el resto de participantes figuraban como seleccionados, sin excepción, con el fin de que estos, que eran muchos, compraran el librito.
Esta mañana he descubierto que no es así: ni he ganado, ni soy finalista, ni tan siquiera soy uno de los seleccionados. De este modo tan cruel al menos he comprobado que ese comentario maledicente sobre los intereses secretos de la editora en aras de fomentar la venta era incierto. Vaya este post en su descargo, como homenaje a su honorabilidad puesta en duda.
Un microrrelato tiene una rara particularidad: así como las novelas pueden ser resumidas en pocas líneas, el relato hiperbreve precisa de muchas para ser explicado. La culpa de todo la tienen Monterroso y su dinosaurio, ese que todavía estaba allí cuando alguien despertó, y del que aún se siguen haciendo conjeturas, tesis doctorales y sesudos juicios que persiguen descifrar su verdadero y oculto contenido.
Y ahora es cuando suelto mi relato concentradísimo y denso:

UN MAL DÍA
El meteorito destruyó la Tierra.
Fin.