lunes, 30 de abril de 2018

FEISBU, QUE ERES MU TONTO.

Dice FB —en mi muro o en otro, que aún no controlo este tinglado, ni falta que me hace o "falta que me importa", Onrubia, mine forever, allá cada muro con sus lamentaciones— que hace siete años que J.C. (no Jesucristo) y yo somos amigos. Por suerte el feisbu no es tan listo ni controla más que yo para saber que habla-escribe de una indeleble amistad de cincuenta años sin conocimiento de causa, efecto o la madre que lo parió, mal que le pese al muy algorítmico, que me paso tu algoritmo por el sitio de mi recreo. Y es que hay que tener mucha escuela, datos, información –info en lenguaje postmoderno— o huevos para darse por enterado de que J.C. y yo somos hermanos, no de sangre, sino de sudor y lágrimas —más bien pocos y pocas pero necesarios y necesarias (me cago en la leche en este instantáneo instante genérico-sexual) en determinados momentos— y la humanidad entera y quasi verdadera no tiene ni puta idea de lo que a J.C. y a mí nos une desde que nos conocimos cuando los dinosaurios dominaban las calles, o los grises, las grisas y les grisos. J.C. me hizo comer salchichas —venga, a sacar conclusiones homófilas—, en la hamburguesería mítica de San Luis, zona rojeras—y ya no queda  casi nadie de los de antes, Celtas Cortos dixit (en plural latino, que se me ha olvidado pero lo supe)— que me enseñó a comer sin prejuicio y mancharme los zapatos de catsup (hoy ketchup) a fuerza de meterle presión al bote aquel. 
Te faltan miles de miles de años, puñetero FB que quieres gobernar nuestras vidas, para saber, entender que hay más, mucha vida sin ti.  Tus socios J.C. y yo nos ciscamos en tus tripas. Anda y que te den. 
Invito a mis amistades de verdad a que compartan, publiquen esto como les dé —y si les da— la gana, si se sienten solidarias, sin craudfaunding, trending topic o influencing. Y a vivir de verdad. No se admiten selfis. Hasta aquí  podíamos llegar.

Escrito "alla prima". Sin enmiendas, raspaduras ni ediciones. Como tiene que ser. Ni fotochoffff. Ni impostura. De una tacada. 
PD.- Para otro día contaré el preámbulo. Sin prisa.

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